El compañero infaltable de tantos momentos cotidianos tiene hoy su día. Desde enero de este año, por ley, en cada 30 de noviembre se conmemorará el Día Nacional del Mate.
La elección del día es en conmemoración del nacimiento de Andrés Guacarí y Artigas, excomandante general de la provincia nororiental de Misiones (1816-1818) que fomentó la producción y distribución de la yerba mate.
En Argentina se toma en promedio unos cien litros de mate al año. El mate ya había sido declarado en 2013 "infusión nacional" por el Congreso Nacional.
El mate, ¿cancerígeno?
¿Puede el hábito de tomar mate incrementar el riesgo de padecer cáncer? El “mate caliente” fue incluido en 1991 por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, Iarc, (el área especializada en cáncer de la OMS) en el grupo 2A, de los probables cancerígenos. El organismo, no obstante, no precisa qué temperatura se considera “caliente”.
El mate a secas, en cambio, no es clasificable por su carcinogenicidad para los seres humanos y, por lo tanto, se ubica en el grupo 3 de la Iarc, según confirmó Kate Guyton desde el organismo ubicado en Lyon (Francia), ante una consulta realizada por La Voz del Interior.
Propiedades
El Instituto Nacional de la Yerba Mate destacó que en la Argentina "se consumen alrededor de 256 millones de kilos de yerba mate, lo que implica un consumo anual per cápita de unos 6,4 kilos. La yerba mate está presente en más del 90 por ciento de los hogares".
"Su consumo, bajo la forma de mate tradicional, aporta al organismo gran cantidad polifenoles, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio y xantinas. Los polifenoles actúan como un poderoso antioxidante, que ayudan a aumentar las defensas y a disminuir el envejecimiento celular", destacó el organismo.
Además, "las vitaminas del complejo B ayudan al cuerpo a aprovechar mejor la energía de los alimentos ingeridos. El potasio y el magnesio son sustancias indispensables para el correcto funcionamiento del corazón y las xantinas (cafeína, teobromina) son compuestos que estimulan el sistema nervioso central; es decir, apuntalan al esfuerzo físico e intelectual", subrayó.
Un poco de historia
Los aborígenes guaraníes utilizaban las hojas de la planta de yerba mate como bebida, ya que eran objeto de culto y ritual. Incluso era moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos prehispánicos como los incas, los charrúas y aún los araucanos que, a través de los pampas, recibían yerba elaborada de manos de los guaraníes.
Caá en lengua guaraní significa “yerba”, pero también significa planta y selva. Para el guaraní, el árbol de la yerba era el árbol por excelencia, un regalo de los dioses. Tomar la savia de sus hojas era para ellos beber la selva misma.
Los conquistadores aprendieron de los guaraníes el uso y las virtudes de la yerba mate, e hicieron que su consumo se difundiera en forma extraordinaria al punto de organizarse un intenso tráfico desde su zona de origen a todo el Virreinato del Río de la Plata.
Más tarde los religiosos jesuitas introdujeron el cultivo en las reducciones distribuidas en el norte de la Argentina, y Sur de Paraguay y Sudoeste brasileño. Fueron los grandes responsables de que la Yerba Mate fuera conocida en el mundo civilizado, en donde llegó a conocérsela como el “té de los jesuitas”.
Los guaraníes lo disfrutaban en rondas alrededor de un "fuego sagrado" y fue este mismo legado que llegó a nuestros días convirtiendo a la ronda de mate en un rito social significativo.
Por los Senderosde Argentina