-Desde muy chico, 8 o 9 años empecé a participar de actos del colegio tocando la flauta dulce, y en el ámbito familiar con mi viejo que me llevaba a las guitarreadas y asados con sus amigos que eran todos folkloristas tucumanos y santiagueños, también tuve la suerte de nacer en una familia muy ligada al folklore.
-¿ Cuándo decidiste dedicarte de lleno a la profesión?
-En La Plata pude formarme como músico y lo sigo haciendo, ya sea estudiando una carrera o viviendo el día a día de esto, ya que es una de las ciudades más musicales y culturales del país y que constantemente es el refugio de todos aquellos que queremos hacer de la música un estilo de vida, la música independiente y auto gestionada claro. Aquí puedo crecer al lado de grandes músicos de todos los géneros, no sólo del folklore. La buena predisposición de la gente nos hace sentir como en casa (Tucumán), el respeto y la valoración hacia el músico independiente de parte de la gente nos cobija y nos da fuerza para seguir, es una manera hermosa de arraigarnos estando lejos de nuestro lugar de origen.
-¿Qué significa portar un apellido de tanta estirpe criolla en el mundo del folclore argentino?
-Yo suelo llevar solo el primer apellido de mi viejo, pero en realidad mi nombre completo es Pato Molina Chazarreta. Durante toda mi juventud me formé y estudié la obra de mi bisabuelo para poder conocer parte de nuestra música desde su raíz y nutrirme con esa información, sus recopilaciones y composiciones y fui tomando real dimensión de todo lo que significó su obra para nuestra música nativa. En mi familia siempre estuvo presente tanto la música como la danza, mi abuela Josefina, hija de don Andres, era profesora de danzas tradicionales, y daba sus talleres en la casa donde yo mi crié, de ahí dos de sus nietos -mi hermano Benjamín y yo- fuimos los que nos dedicamos a la música junto con mis tíos Andres y Manuel Monroy Chazarreta. Todo lo que hago trato que no pierda esa esencia y la raiz del folklore. Me crié escuchando esta música y fue como una primera universidad.
-¿ A qué le compone Pato Molina? O qué reúnen las canciones que forman parte de su repertorio?
Trato de que mis canciones tengan siempre un mensaje vivencial y una especie de mirada a lo cotidiano tanto personal como de la sociedad, por eso surgen canciones en su mayoría de carácter contestatario donde pongo en evidencia situaciones y causas que me resultan importante denunciar y revindicar en una canción, por ejemplo, en este ultimo disco le canto al trabajador de la caña de azúcar, el zafrero de Tucuman: "Cruel espera del hermano campesino, si el zafrero alza su grito así transpira mi dolor", y también una manera de expresar como se siente uno ante la lejanía del pago. También hay mucho mensaje de amor, pero no desde el romanticismo sino más bien desde el amor universal porque creo y defiendo que ante tantas malarias que nos invaden lo único que nos va a salvar es el amor. Al mismo tiempo, me considero también interprete, me gusta mucho incorporar canciones del repertorio clásico de nuestro cancionero, porque puedo jugar un poco más con mi instrumento que es la flauta traversa.
-¿ Cómo fue grabar tu segundo disco que presentarás este viernes en Lucamba?
- Melodía sin final se grabó en La Plata en estudio Santa Espina, lo masterizó Diego Rodriguez y las réplicas se hicieron con Hacemos Eco, toda producción platense. Otro dato importante es que en este ultimo material los invitados son todos artistas de La Plata: Seba Cayre, Javi Caminos, Benja Molina Chazarreta (los chaza), Fernando Rossini, Piru Nuñez (la gramilla) y Dúo Emanuel Lazarte - Chalo Ortiz.
Fuente: diariohoy.net
Por los Senderosde Argentina