Sabores para los paladares viajeros

Te proponemos una ruta gastronómica que recorre lo mejor de Tucumán, Catamarca y La Rioja

 

Hay miles de formas de armar una ruta que sirva como excusa para conocer varios lugares en una misma escapada. Y así como hay rutas temáticas como las del vino, los artesanos o los tejidos, también podemos inventar nuestra propia ruta de los sabores. Lo que proponemos acá es una visita guiada por el paladar, a lo largo de casi 1.000 kilómetros que atraviesan tres provincias, decenas de colores en el paisaje y siglos de historias que se condensan en un plato. Esta es una ruta del sabor, ideal para hacerla en los cuatro días no laborables de Semana Santa.
 1.- En todo el Noroeste argentino vas a comer empanadas. Dulces, saladas, picantes, con más o menos ingredientes, como pasas de uva y aceitunas en Catamarca o La Rioja. Pero las tucumanas son las tucumanas y las de Famaillá son las campeonas. La primera y obligatoria parada en esta ruta de los sabores, entonces, será a media mañana en Famaillá. Los hornos de barro humean por todo el pueblo, a la vera de la ruta 38 y también en el Parque Temático Histórico, el paseo a orillas de la ruta 301. Es difícil decir cuáles son las mejores empanadas de Famaillá, donde todos los septiembre se eligen las campeonas en la Fiesta Nacional... Preguntar, hablar con la gente del lugar y, sobre todo, probar, es la mejor manera de elegir en la “capital de la empanada”. La carpa de Estela Pachado, el rancho de Silvia Maidana y La Parrilla de Mauro son algunas de las opciones más tradicionales. Imperdible: empanadas de mondongo.

A 40 km de la capital por la ruta 38.

 2.- Los mediodías y las noches de Tafí del Valle se iluminan y se perfuman con los fogones en los que se cocinan los cabritos a la cruz, las cazuelas de llama o de cordero. En Semana Santa, para los que eligen no comer carne, un imperdible es también la humita en olla, que puede acompañarse con quesos artesanales de la zona y algún vino tinto de los Valles Calchaquíes, para que la experiencia sea completa. El viernes y el sábado se hará, además, la clásica representación “Vida y pasión de Dios hombre”, en el complejo Ojo de Agua, una buena excusa para quedarse a pasar el día y la noche en Tafí y disfrutar de sus sabores y sus paisajes. Impedible: un postre con quesillo y dulces regionales.

70 km desde Famaillá por las rutas 38 y 307

 3.- Santa María es el pueblo que nos da la bienvenida a la provincia de Catamarca. Si bien se comparten muchas tradiciones y platos regionales de todo el Valle Calchaquí, hay algunos platos típicos para degustar en Santa María. Quizás no se encuentre en todos lados, pero vale la pena buscar y conseguir algún lugar donde sirvan frangollo. Es una variante del locro, pero con la diferencia de que es a base de maiz partido o molido en mortero (el maiz procesado de esta manera es lo que le da nombre al plato) y que el resto de los ingredientes se cortan en pequeños trozos. El resultado es un locro más liviano. De postre se puede probar el anchi, una crema a base de sémola molida cocinada con limón, canela y azúcar. Imperdible: el patay, un postre a base de harina de algarroba.

80 km desde Tafí, siguiendo por la ruta 307

 4.- Aimogasta, La Rioja. La carbonada y la chanfaina son los platos fuertes por excelencia en La Rioja, además de los guisados con abundante maíz, papa, ajíes y pimentones de altísima calidad. Pero lo que no se puede dejar de comer en esta provincia son los embutidos. Colosales picadas con una gran variedad de fiambres de vaca y cerdo, pero también de liebre, vizcacha, conejo y ciervo que se suelen preparar en escabeches. En toda picada, siempre la estrella serán las aceitunas que se producen en la zona, quizás las mejores de toda la Argentina. Un vino torrontés bien fresco es el compañero ideal en La Rioja. Los dulces caseros también son imperdibles: lima, membrillo en almíbar, jalea y mermeladas, duraznos deshidratados en orejones, higos... siempre acompañados de quesos regionales.

190 km desde Hulfín, por las rutas 40 y 6

5 .- San Fernando del Valle de Catamarca. De vuelta en Catamarca, y con una mirada más amplia sobre las comidas de la región, en esta parada se puede probar el mote, un típico plato catamarqueño que incluso protagoniza un concurso anual. Está elaborado a base de maíz como el locro, pero a diferenica de este no lleva zapallo. Las carnes suelen ser sin hueso, como el queperí, aunque el plato lleva como agregado grasa de pella. Es un plato más elaborado que el locro, ya que se comienza a cocinar un día y se termina al otro. En la feria Manos Catamarqueñas, que se hará del viernes al domingo en el Predio Ferial de la ciudad, también se podrán degustar otros platos típicos de Catamarca.

160 km desde Aimogasta, por las rutas 60 y 38.

 6.- Hualfín, Catamarca. Es un pequeño poblado admirado por su tranquilidad y sus paisajes, un buen sitio para quedarse a hacer noche y conocer lugares cercanos como Londres, Ruinas del Shinkal y Cuesta de Zapata, entre varios otros. Ubicado en el departamento Belén, Catamarca, es famoso por la producción de especies, principalmente pimentón de alta calidad. Aquí sí o sí hay que probar el jigote, una especie de lasagna criolla a base de carne picada, queso de cabra, pan y papa... Una receta “antifiaca”, como la denominan los lugareños, porque es capaz de levantar a un muerto. Coincidiendo con la Semana Santa, en la Reserva de la Biósfera de Laguna Blanca se realizará la VI Feria Puneña, donde se puede probar una enorme variedad de platos tradicionales y comprar cultivos andinos como papa, quinoa, habas y maíz, además de confituras y yuyos medicinales de la Puna. Para más info, comunicarse con la Municipalidad de Villa Vil, (03835)-452001.

120 km desde Santa María, por la ruta 40.


Fuente: La Gaceta.