Sábado y domingo volvieron a señalar la invitación como uno de los momentos más gratos del verano quebradeño.
Héctor José Méndez, uno de los primeros animadores del Festival del Choclo, supo escribir que, mientras los conquistadores buscaban oro por todas partes "no se daban cuenta que el verdadero oro del continente nuevo estaba en panojas, dulces espigas incapaces de despertar ambición alguna en el hombre". Docente, humorista y charanguista, escribió que el choclo es "alimento de los dioses, alimento del hombre común, alimento de los brutos".
La fotocopia de su texto nos la alcanzan Jorge Quispe y Carlos Aparicio, de entre los papeles de su Archivo Histórico de los Fundadores del Festival del Choclo y el Folclore, y conversamos sobre esta y otras memorias junto a la pista, mientras en el escenario Daniel "Fora" Velásquez canta sus composiciones acompañado por nuevos valores maimareños: Morena Velásquez en el canto, Elías Quiquiza en bandoneón y su hermano Adrián en sikus y quena.
La lista de artistas fue extensa, generosa, con nombres como el de Gustavo Patiño o la presencia de Los Copleros, entre tantos, pero la mención de los anfitriones no es azarosa. El Festival del Choclo atrae menos por su cartelera artística que por ese aire festivo y familiar, que los convoca junto a los frutos de su tierra.
Danza de cuerpos de ballet pero también danza en la pista de quienes no querían quedarse en sus sillas, el sahumado del asado de cordero o el perfume del choclo hervido, fueron constantes hasta que pasadas las 5, cuando tocaban los Lirios Colombianos, por orden policial se suspendió la fiesta hasta el domingo, cuando algunos de los números que quedaron pendientes del sábado subieron al escenario del tinglado municipal, y se continuó con esa tradición de seguirla en un ambiente, si cabe, aún más de entre casa.
La convocatoria, por ello, fue importante, tanto que Javier Ávalos, comisionado maimareño, nos muestra cómo "la gente está ingresando constantemente, disfrutando de la música, de la comida, de la hospitalidad del maimareño, cosa que gratifica porque es un festival de familia, de compartir y disfrutar".
Por los Senderosde Argentina