El grupo salteño centra su repertorio en las composiciones de la era de oro y el estilo tradicional.
Están ataviados con camisas coloradas, pantalones negros, pañuelos al cuello, botas y cinturón gaucho. El vestuario elegido es una ratificación de la identidad musical que quieren plantear en sus actuaciones, que reproducen el canto folclórico más clásico de la era de oro del género, en guitarra y bombo. Junto con composiciones rescatadas de la década del 60 surgen temas nuevos, pero interpretados como si fuesen de otro tiempo.
Canto del Alma son cinco jóvenes de entre 24 y 28 años, que se reunieron hace menos de una década en guitarreadas y actos escolares para recrear las zambas y chacareras de tiempos previos a los instrumentos electrónicos. Y ese estilo los caracteriza, con el deseo confeso de que el nuevo público folclórico vuelva a las raíces.
“Somos amigos de toda la vida, vivimos de la música y hemos recorrido todo el país. Desde el inicio defendemos la tradición, porque es lo fundamental. Nuestra escuela familiar nos enseñó de chicos esta forma y no la cambiamos nunca. Queremos representar y homenajear a los grandes grupos: Los Fronterizos, Los Chalchaleros y Los Cantores del Alba. En los 90 hubo un giro y ahora llega otro”, asegura su vocero sobre y bajo el escenario, Roberto Beto Zapiola.
Agustín Narváez enumera a los compositores con los que más se identifica su quinteto: “el Cuchi Leguizamón, Manuel J. Castilla, Eduardo Falú y Jaime Dávalos; le cantamos al amor, a la amistad, a la vida, al paisaje, al vino y a las cosas pequeñas y cotidianas, como hacían ellos, porque nos gusta mucho la forma de contar y los mensajes que tenían en sus canciones”. El repertorio incluye autores nuevos, como Daniel Cueva, pero al estilo clásico.
Alfredo Kily Llanos postula que la tecnología esté al servicio de su propuesta en la calidad de los espectáculos, pero no en los instrumentos que utilizan. “La usamos para sonar y grabar bien, con buena fidelidad, nos suma mucho. Aunque ya se lo haya hecho en otro tiempo, nos gusta ser pioneros ahora en lo que hacemos y que el resto de los grupos vaya por otro lado”, sostiene.
Simón Ojeda, en tanto, aporta que cada uno de sus shows tiene un soporte audiovisual con proyecciones propias en pantalla gigante, pero reitera que debe servir para rescatar lo tradicional. “La juventud está llenando los festivales y espera poder escuchar las canciones clásicas en su estilo; acompaña mucho esta clase de propuestas como lo hemos visto en toda la Argentina, porque lo está necesitando. Respetamos los otros estilos, pero queremos que vuelva lo de antes, que merece tener también su espacio”, concluye Alejandro Bebo Salazar.
Por los Senderosde Argentina