Con letra y música de Roberto Cambare.
Palabras del autor: “Todo es rigurosamente cierto, aunque magnificado por el recuerdo. Quien ama exagera tanto los dones como el desdén de la amada. Cuando convierte su recuerdo en poesía. Yo viví en Salsipuedes, es el pueblito de Córdoba de que habla la zamba, hace por lo menos 12 años. Era y sigo siendo soltero. Conocí allí a una niña morocha, de cabellos largos flotando sobre la espalda, no muy alta, delgada, un lindo tipo de criollita. Nos entendíamos con los ojos, más que hablarnos. Fue un idilio de un mes, pues ella, verdaderamente, volvía a Buenos Aires. No hubo enojo oficial, pero si cierto distanciamiento entre los dos. Se llamaba como en la zamba: Angélica”.
El Origen: “Estaba en Mar del Plata, exactamente en el paraje denominado “El Gaucho”, un poco en las afueras de la ciudad, cerca del monumento al gaucho, en la casita que construí con mis manos. La casa tenía y tiene unos hermosos rosales que, como albañil, retiré de una construcción en que había que levantar un muro, y solicité me dejaran llevar esas plantas. Mi madre vive allí, donde se distrae cultivando y cuidando el jardín. Antes, era mi casa de soltero. Siempre venía mi madre a visitarme. Durante una mañana, era en el otoño de 1958, ella llegó y se puso a cebarme mate. Le hice escuchar “Angélica” que acababa de componer casi de un tirón, cosa que casi nunca me sucede, pues siempre trabajo mucho mis composiciones. Las memorizo y las trabajo hasta llevarlas a la guitarra. Las silbo, en fin. Cuando una melodía o frase me han impresionado bien, no la olvido más. Si la olvido, en cambio, pienso que es porque no tenía mucho valor”.
F:la-pulperia
Por los Senderosde Argentina